Dos olas gigantescas originadas en sus lagos en el siglo XVII arrasaron pueblos y se cobraron vidas humanas, y el fenómeno puede volver a repetirse en unas orillas hoy densamente pobladas
Según han explicado los autores del estudio en una reunión de Geociencia que se celebra estos días en Viena, estos casos pueden llegar a repetirse. Los tsunamis lacustres, provocados por corrimientos de tierras espontáneos o por terremotos, ocurren cada mil o dos mil años, un espacio temporal lo suficientemente prolongado como para no resultar amenazante, pero, aún así, los científicos creen que sería conveniente identificar las áreas más peligrosas y mantenerse ojo avizor. Hoy en día algo semejante podría provocar una catástrofe, ya que la zona está densamente poblada.
Los investigadores recuerdan que muchos de los lagos de Europa Central -las cuencas grandes que se formaron durante las glaciaciones del Pleistoceno en los Alpes- han demostrado ser ambientes propensos adeslizamientos subacuáticos. Entre ellos, el lago de Lucerna tiene un historial particularmente llamativo.
Dos acontecimientos en el siglo XVII ilustran estos procesos y sus consecuencias: En el año 1601, un terremoto (5,9) provocó el desplome de la cortina de sedimento que cubre las laderas laterales en varias cuencas. Los deslizamientos de tierra resultantes generaron olas de tsunami que alcanzaron varios metros. Las olas causaron grandes daños y muertos en pueblos a lo largo de la costa. En el año 1687, el colapso aparentemente espontáneo de un delta de un río en el lago provocó olas similares que dañaron las localidades cercanas.
Con información detallada sobre la topografía, la geometría de los depósitos de deslizamientos, etc., los investigadores han podido reproducir la mayoría de los efectos del tsunami descritos en las crónicas. Las olas alcanzaron de 6 a 10 metros en las cuencas afectadas directamente y las llanuras adyacentes se inundaron varios centros de metros.
Según los investigadores, estos acontecimientos pasados sugieren que el riesgo de tsunami en esos lagos no debe ser olvidado, aunque son poco frecuentes y los efectos se limitan a las inmediaciones de las cuencas afectadas. Pero las orillas del lago de Lucerna, así como de muchos otros lagos cercanos, están hoy en día densamente habitados, por lo que los eventos similares a los descritos pueden tenerconsecuencias graves.