Durante 420 millones de años los tiburones han poblado los océanos de la Tierra
Los científicos pensaban que su mandíbula había evolucionado poco desde entonces
Sin embargo, un cráneo muy bien preservado de hace 325 millones de años muestra que el esqueleto de los actuales tiburones es mucho más avanzado
Las características de este fósil se describen esta semana en la revista Nature. Según aseguran los autores de este estudio, el cráneo se encuentra en un excelente estado de conservación y pertenece a un tiburón que vivió hace unos 325 millones de años.
Lo desenterraron investigadores de la Universidadad de Ohio en Arkansas (EEUU), donde hace millones de años hubo un océano que albergó un rico ecosistema marino. El fósil de este especie de tiburón, bautizado como Ozarcus mapesae, fue donado al Museo de Historia Natural junto con otros muchos otros ejemplares.
Pese a su buen estado, sólo han hallado el cráneo y los arcos branquiales (las estructuras situadas a ambos lados de la faringe) del individuo. Según detalla a EL MUNDO Alan Pradel, investigador del Museo de Historia Natural de EEUU, creen que se trata de un ejemplar adulto que en total debía medir unos 30 centímetros de longitud.
En su artículo, explican que en el registro fósil existen otros restos de tiburón de características parecidas, pero hasta ahora no se había podido estudiar un fósil de esta antigüedad que estuviera en tan buen estado y que, por consiguiente, permitiera analizar la estructura de su cráneo en profundidad.
El cráneo en tres dimensiones
Recurrieron, además, al sincrotrón de electrones del ESRF, la instalación europea de radiación sincrotrón situada en la localidad francesa de Grenoble (European Synchrotron Radiation Facility), para escanear el fósil en alta resolución y poder analizarlo en tres dimensiones.
El esqueleto de estos animales es cartilaginoso, no óseo, por lo que es muy frágil. Normalmente se encuentran fragmentos de restos fósiles aplastados, que imposibilitan estudiar la forma de sus estructuras internas. Sin embargo, sí han podido examinar este fósil en tres dimensiones y cómo este animal prehistórico tenía los arcos branquiales.
Los científicos observaron que la disposición de estos arcos branquiales, que se cree que dieron lugar a las mandíbulas, es muy diferente a la que presentan los tiburones actuales y se parece más a la que tienen los peces con esqueletos óseos. Los actuales tiburones, afirman, son bastante avanzados en términos evolutivos y no tan primitivos como se pensaba.
En la actualidad existen más de 300 especies de tiburones que presentan grandes diferencias, tanto en su tamaño como en sus costumbres o su dieta, pues comen desde plancton a peces. Por lo que respecta a Ozarcus mapesae, Pradel cree que probablemente era un depredador que comía pequeños peces.
Por lo que respecta a las diferencias más destacadas del tiburón fósil, Pradel afirma que sus dientes son distintos. El cráneo es muy diferente en el sentido de que las cavidades orbitarias (donde se alojan los globos oculares) están muy próximas una de la otra. En los tiburones modernos estas cavidades están mucho más separadas. A pesar de la gran variedad de escualos que hay en la actualidad, el investigador afirma que no ha encontrado ninguna especie actual cuya cabeza tenga la misma morfología que Ozarcus mapesae.