
Los temporales del invierno hicieron saltar las alarmas en el Monte Neme, en la Costa da Morte gallega, al reventar una de las tres balsas de una mina de wolframio y estaño ya clausurada. En febrero provocóun vertido de agua y lodos de más de 24.000 metros cúbicos y colectivos sociales y políticos alertaron de una posible situación de peligro a mayores del desastre natural. Dos meses después, se confirman los temores al detectarse "aguas ácidas tóxicas derivadas de la actividad minera preexistente".
La alerta la hace pública la plataforma Salvemos Cabana, constituida para
oponerse a un nuevo
proyecto minero en Corcoesto, en la comarca coruñesa de Cabana de Bergantiños, en base a un informaciones derivadas de los controles de la zona realizados por la Xunta de Galicia.


En febrero, tras el desastre, solicitaron a la consejeria de Sanidad que analizase el agua de las balsas mineras del Monte Neme y, en respuesta, la Subdirección General de Control de RiesgosAmbientales para
la Salud ha explicado que el departamento de Aguas de Galicia "realizó y está realizando" análisis de los puntos de vertido y de las zonas receptoras.

Según la información a la que ha tenido acceso Salvemos Cabana, estos análisis han dado como resultado la medición de "alarmantes niveles de aluminio y bajos niveles de PH", indicando la presencia de aguas ácidas tóxicas derivadas de la actividad minera preexistente. De momento
se desconoce su grado de incidencia sobre las captaciones de agua para
el consumo humano.


El escrito de respuesta remitido por Sanidad añade que desde
que han tenido conocimiento de la problemática surgida, "están realizandolas actuaciones necesarias para
proteger la salud de la población que potencialmente pudiese estar expuesta".


No detalla cuáles son los riesgos, pero la comunicación ha resultado suficientemente preocupante como para que este mismo lunes la plataforma denunciante haya pedido por escrito los datos
exactos de los análisis, que incluye un examen completo de la masas hídricas y los puntos de drenaje existentes en el Monte Neme para
descartar cualquier riesgo a nivel medioambiental.


Seis décadas de explotación minera
Las primeras labores mineras en época moderna en la zona datan de 1915 y se trabajó en ella de forma
intermitente durante seis décadas. Hasta la década de los 70 por minería de interior y hasta mediados de los 80 mediante explotación a cielo abierto, se dedicó a la explotación metalífera de wolframio y estaño. Incluyó procesos de triturado y molido que, para Salvemos Cabana, podrían haber incidido en la presencia de residuos tóxicos ácidos en las masas de agua almacenadas en la cumbre del monte.

La situación provocada supondría "un peligro a nivel de salud ambiental en caso de nuevos vertidos o la instalación de canalizaciones de drenaje como
solución de urgencia" pues los filones, fundamentalmente de cuarzo, están mineralizados además de con wolframita y casiterita, con otros elementos como la calcopirita, la sheelita y la arsenopirita, siendo algunos particularmente ricos en sulfuros metálicos.

Esta
misma plataforma ha denunciado ante el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil un vertido incontrolado de aguas ácidas en una balsa de agua situada al este
de la concesión minera que incumple una autorización oficial que se dio a la última concesionaria de la explotación, Leitosa S.A.U., para un vertido en la zona de dominio público hidráulico.


El vertido que se autorizó se refiere a "aguas residuales industriales y de escorrentía depuradas", pero Salvemos Cabana denuncia que no se corresponde con "la situación observable sobre el terrero". En su opinión, esta
situación confirma el "escaso control" que la Dirección General de Minas ejerció sobre la zona hasta el desastre natural del 10 de febrero. Tras ese incidente, la Consejería de Economía e Industria anunció que tomaría medidas de control en la zona y Salvemos Cabana reconoce que han actuado con celeridad.

Proyecto de clausura
Al respecto, recuerdan que múltiples colectivos y particulares habían advertido desde al menos un año antes
de que reventase la balsa el peligro que había en la zona y se muestran convencidos de que si no hubiesen ocurrido el desastre no habrían tomado cartas en el asunto. La situación generada no tiene
precedentes en las dos localidades afectadas, Razo da Costa (Carballo) y Aviño (Malpica de Bergantiños), y advierten que "podría haber causado daños personales difíciles de imaginar" de no haber tenido como punto de contención el arbolado plantado monte abajo.


La última concesionaria de la mina ha presentado un proyecto de abandono y clausura para cerrar la explotación de forma
definitiva contra el que Salvemos Cabana ha presentado alegaciones al considerar que se trata de una restauración "claramente incompleta" y que centra la mayor parte de los recursos en el mayor hueco de la explotación, dejando al margen a otras zonas procedentes de la antigua explotación metalífera, a las que se considera como "restauradas" pero en la que denuncian que hay un más que evidente estado
de degradación.


Al respecto, sostienen que las consecuencias del prolongado período de actividad minera y la falta de control público han tenido un "efecto devastador" sobre el entorno de la parte
superior del Monte Neme que difícilmente podrá ser restituido a su condición original.

Denuncian además que las instalaciones suponen un peligro en sí mismas debido a las condiciones de absoluto abandono en las que se encuentran, con distintos elementos a la intemperie que potencialmente también suponen un handicap. Para
ellos resulta "fundamental" emprender con urgencia el drenaje y sellado de las balsas mineras y el establecimiento de un perímetro de seguridad que impida cualquier tipo
de riesgo asociado a la explotación abandonada.

