Un equipo de expertos presentó el año pasado evidencias de una correlación entre los patrones de migración de los salmones del océano y el campo magnético de la Tierra, lo que puede ayudar a explicar cómo los peces pueden navegar a través de miles de kilómetros para encontrar su río de origen. Esta semana, científicos de la Universidad del Estado de Oregón (OSU, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, han confirmado la conexión entre el salmón y el campo magnético después de una serie de experimentos en el criadero del Centro de Investigación de Oregón en la cuenca del río Alsea.
Los investigadores, que publicarán sus resultados este mes en la revista 'Current Biology', expusieron cientos de salmones jóvenes chinook o reales a diferentes campos magnéticos que existen en los extremos latitudinales de su área de distribución oceánica. Los peces respondieron a estos "desplazamientos magnéticos simulados" nadando en la dirección que les llevaría hacia el centro de sus zonas de alimentación marina, como se vio en el estudio, financiado por 'Oregon Sea Grant' y el Departamento de Pesca y Vida Silvestre de Oregon.
"Lo que es particularmente interesante de estos experimentos es que el pez que hemos probado nunca había salido de la sala de incubación y, por lo tanto, sabemos que sus respuestas no fueron aprendidas o basadas en la experiencia, sino que fueron heredadas", resalta Nathan Putman, investigador postdoctoral en la Universidad del Estado de Oregon y autor principal del trabajo. "Estos peces están programados para saber qué hacer antes de llegar al mar", agrega.
Para probar la hipótesis, los científicos construyeron una gran plataforma con cables de cobre que recorrían horizontalmente y verticalmente todo el perímetro. Enviando corriente eléctrica a través de los cables, los científicos podrían crear un campo magnético y controlar el ángulo de la intensidad y la inclinación del campo. Entonces, pusieron salmónes jóvenes de dos pulgadas (unos cinco centímetros), llamados "parr" en cubos de cinco galones (casi 19 litros) y, tras un periodo de aclimatación, les vigilaron y fotografiaron la dirección en la que nadaban.
Los peces expuestos a una característica del campo magnético de los límites septentrionales de la cordillera oceánica del salmón chinook fueron más propensos a nadar en dirección sur, mientras que los peces que estaban en un campo lejano del sur tendían a nadar hacia el norte. En esencia, los salmones poseen un "sentido de mapa" para determinar dónde se encuentran y su manera de nadar en base a los campos magnéticos con los que se encuentran.
"La evidencia es irrefutable -afirma el coautor David Noakes, de OSU, científico senior en el Centro de Investigación del Criadero de Oregon y ganador en 2012 del Premio a la Excelencia de la Sociedad Americana de Pescadores-. Suelo decir a la gente: los peces pueden detectar y responder al campo magnético de la Tierra. No puede haber ninguna duda sobre eso".
No todos de los más de mil peces nadaron en la misma dirección, según Putman. Pero había una clara preferencia de los peces por nadar en la dirección contraria a la del campo magnético que era "erróneo" para ellos. Los peces que se mantuvieron en el campo magnético del lugar de la prueba, cerca de Alsea, Oregón, se orientaban al azar, lo que indica que la orientación de los peces sometidos a desplazamientos magnéticos sólo podía ser atribuible a cambios en el campo magnético.
"Lo que es realmente sorprendente es que estos peces sólo fueron expuestos al campo magnético que creamos durante unos ocho minutos -señala Putman-. Y el campo no era todavía lo suficientemente fuerte como para desviar la aguja de una brújula". Putman cree que el salmón debe ser particularmente sensible porque el campo magnético de la Tierra es relativamente débil, por lo que los autores del trabajo creen que es posible que no se necesite mucho para interferir en su capacidad de navegación.
Muchas estructuras contienen cables eléctricos o de refuerzo de hierro que podrían afectar a la orientación de los peces de forma temprana en su ciclo de vida, dicen los investigadores. "Los peces son criados en viveros donde hay influencias eléctricas y magnéticas -recuera Noakes- y algunos se encontrarán con campos eléctricos al pasar por las represas de energía. Cuando llegan al océano, pueden nadar entre las estructuras o cables que pueden interferir en la navegación. ¿Tienen un impacto? Todavía no sabemos".
Putman apunta que perturbaciones naturales pueden incluir trozos de hierro en la corteza de la Tierra. "El salmón joven se enfrenta a su mayor tasa de mortalidad durante el primer periodo en el que entra en el océano -subraya Putman- porque tiene que adaptarse a un entorno de agua salada, encontrar comida, evitar la depredación y comenzar su viaje. Cualquier cosa que le haga navegar con menos eficiencia es una preocupación porque si toma el camino equivocado y termina en una zona árida del océano, morirá de hambre". Sin embargo, es probable que el campo magnético de la Tierra no sea la única herramienta que usa el salmón para navegar, según este experto. "Los salmones, probablemente, tienen toda una serie de ayudas para navegar que les posibilitan llegar a donde deben ir, quizás incluyendo la orientación al sol, el sentido del olfato y otros", concluye Putman.