La jerarquía eclesiástica, especialmente la española, se ha manifestado reiteradamente contra el aborto y los matrimonios homosexuales. Basta un ejemplo reciente. La última nota de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal, bajo la presidencia del cardenal Antonio María Rouco, decía: “Nadie tiene derecho, en ninguna circunstancia, a quitarle la vida a un ser humano inocente. Una ley del aborto, por muy restrictiva que fuera, seguiría siendo injusta”. La opinión de los creyentes españoles, sin embargo, dista mucho de lo que predican los que se suben al púlpito. En este y otros asuntos relativos al modelo de familia o la disciplina interna de la institución. Así lo corrobora una encuesta realizada por Bendixen&Amandi para la cadena norteamericana Univisión entre 1.000 católicos españoles, dentro de un sondeo en 12 países de Europa, América, África y Asia.
Solo un 8% de los encuestados respondió estar en contra del aborto en cualquier supuesto, frente a un 88% que está a favor (el 24% en cualquier caso y el 64% en algunos). A Evaristo Villar, portavoz de Redes Cristianas, no le sorprende el dato. “El comienzo de la vida es una cuestión científica y con la ley actual no ha habido especiales problemas. Estamos a favor de que se mantenga y en contra de la reforma de Gallardón. Y la Iglesia tendría que acercarse a la sociedad actual y entrar en la modernidad”, opina.
Villar cree que los resultados de Univisión son la prueba del divorcio entre la jerarquía y la base católica. Más aún, opina que la institución “tendría que tomar buen ejemplo de Jesús, que superó la mentalidad de su tiempo”. “El tema de que los curas no se puedan casar es una cuestión de mera disciplina y podrían cambiarlo en cuanto quisieran”, asegura. Como él, el 73% de los católicos españoles piensa que deberían poder contraer matrimonio.
Lejos de la afirmación que hizo el nuevo cardenal español designado por el papa Francisco, Fernando Sebastián, quien señaló la homosexualidad como una deficiencia que se podía corregir con tratamiento, el 64% de los católicos apoya que personas del mismo sexo se casen. Un porcentaje que se eleva al 83% entre los jóvenes entre 18 y 34 años. La estadística global queda mermada porque los mayores de 55 años aprueban estos matrimonios en menor medida (46%). Pese a la aceptación en términos generales, la posibilidad de que estas uniones se celebren en una Iglesia divide casi a partes iguales a los encuestados: 48% en contra, 43% a favor.
Michael Brinkschröder, copresidente del Foro Europeo de Grupos Cristianos de Lesbianas, Gais y Transexuales, con sede en Múnich, asegura que los datos de Univisión confirman los primeros resultados del cuestionario que el Papa envió en otoño a parroquias de todo el mundo para pulsar la opinión de los católicos de base sobre la familia y la natalidad, que ya se han hecho públicos en Alemania y Suiza. “Indican que hay una enorme brecha entre la doctrina moral de la jerarquía y los valores de la mayoría de los laicos católicos. Los obispos deben aceptar estas realidades sociales en el sínodo que celebrarán en octubre sobre la familia y desarrollar un nuevo enfoque pastoral que dé la bienvenida a las personas LGBT", considera.
A nivel mundial, el resultado del sondeo de Univisión es distinto. Un 66% está en contra del matrimonio homosexual y un 30% a favor. España es, de hecho, el país con mayor aceptación de estas uniones (64%), 26 puntos por encima de la media europea (38%). Los católicos africanos y asiáticos son los que se oponen en mayor porcentaje, con un 99% y 84%, respectivamente. “Aquí, con la ley de Zapatero, la gente lo ha visto y lo ha aceptado. Y la Iglesia también debería”, dice Villar.
El papa Francisco ha mostrado predisposición para escuchar. “Quiere dar un cambio de orientación a la involución que se ha producido desde Juan Pablo II”, asevera Villar. De momento, todo han sido palabras, pero un 86% de los creyentes españoles consideran su gestión “excelente o muy buena”. Apenas un 4% la considera mediocre. Está por ver si el discurso de acercamiento se traduce en una aproximación real.