5 feb 2014

La música y su efecto curativo

Se llama Efecto Mozart a la propiedad de algunos tonos y ritmos que ayuda a fortalecer la mente, a vivificar la creatividad, a activar emociones y a sanar el cuerpo. La expresión “Efecto Mozart” se refiere a los efectos que puede producir a personas escuchar las melodías de W. A. Mozart.
El Efecto Mozart es un ejemplo con estudio que lo demuestran  de cómo médicos, chamanes músicos y profesionales de la salud utilizan la música, los sonidos y la voz para tratar diversas enfermedades.
Un médico francés llamado Alfred Tomatis, ha estudiado los poderes creativos y curativos del sonido y la música, y en particular de algo denominado Efecto Mozart.
Es posible que la música de Mozart haga “entrar en calor” al cerebro ya que ayuda a “organizar” los patrones de “encendido” de las neuronas en la corteza cerebral, fortaleciendo especialmente los procesos creativos del lado derecho del cerebro que se asocian con el razonamiento espaciotemporal.
Los científicos llegaron a la conclusión de que escuchar música actúa como un “ejercicio” para facilitar operaciones asociadas con las funciones superiores del cerebro, en otras palabras, escuchar la música de Mozart puede mejorar nuestra concentración y nuestra capacidad de dar un salto intuitivo.
Una elaborada investigación, ha demostrado que, aún cuando una persona no esté consciente sigue escuchando. El pasaje auditivo a diferencia de los demás sistemas sensoriales, posee un revelador extra, las fibras auditivas no son afectadas por la anestesia. De modo que siguen transmitiendo el sonido, dicho simplemente: Nunca dejamos de escuchar, y no es necesaria nuestra participación consciente.
La música de Mozart posee un poder sanador y liberador que  comunica equilibrio energético y logra lo que tratan de conseguir muchos sistemas de sanación, sea acupuntura, hierbas, dietas u otros tipos de enfoques, justamente ayudar al paciente a encontrar ese equilibrio.
La música de Mozart puede equilibrar nuestra energía de manera extraordinaria,
Los efectos de la música
Tomatis encontró que, más allá de las preferencias del paciente, o su conocimiento sobre el compositor, invariablemente la música de Mozart calmaba al oyente, mejoraba su percepción espacial, y le permitía expresarse con más claridad. Mozart, descubrió, lograba los mejores y los más perdurables resultados, ya fuera en Tokio, Nueva York, o en la selva amazónica
En la actualidad los científicos concuerdan en que hay muchos diferentes tipos de música que puede ser terapéutica. Algunas personas reaccionan bien al escuchar jazz o reggae. Otras se sienten mejor cuando escuchan canto gregoriano, o heavy metal. Pero últimamente los investigadores han confirmado –como Tomatis– que la obra de un compositor en particular, Wolfgang Amadeus Mozart, sobresale enigmáticamente entre todas las demás formas musicales por su poder de curar el cuerpo humano. A esta especial capacidad curativa la han denominado “efecto Mozart”.
La música y su efecto curativo
Los científicos empiezan a comprender no sólo que algunas formas musicales son más curativas que otras, con la música de Mozart en primer lugar sino que, además, empiezan a entender por qué.
En la China se producen composiciones musicales con algunos títulos muy curiosos, como por ejemplo, obesidad, constipación, o insomnio. En las disquerías, también se puede comprar hígado, corazón y pulmones. La mayoría de estas composiciones utilizan instrumentos tradicionales chinos, y la ejecución es perfecta. Los chinos “toman” esta música como si tomaran hierbas medicinales, para que los ayude a curarse de los problemas que se describen en el título del disco.
En Japón, para los dolores de cabeza recomiendan escuchar “Canción de Primavera” de Félix Mendelssohn o “Humoresque”, de Antón Dvorak. En los hospitales de la india se utiliza música hindú tradicional para ayudar a la curación.
Don Campbel, autor del conocido libro “El efecto Mozart” escribió:
La música mejora la ansiedad, el dolor, la soledad, pero no existen recetas para síntomas, por ejemplo cierto concierto de Mozart, diez minutos dos veces por día. El efecto Mozart cura, pero no se presta para recetas. El poder curativo varía de acuerdo a la composición de los intérpretes, la persona oyente, la postura y otros factores. En lugar de concentrarme en síntomas y trastornos, he tratado de dar importancia al tratamiento de la persona total.