Ya es posible obtener células hepáticas casi idénticas a las células del hígado de nuestro organismo a partir de células de la piel reprogramadas. Lo ha hecho un equipo del Instituto Gladstone y la Universidad de California, en EE.UU., que ha resuelto uno de los mayores problemas en la reprogramación celular: fabricar células lo suficientemente maduras y funcionales como para poder ser empleadas en la clínica.
Lo cierto es que la medicina regenerativa permite transformar células de la piel en células que se parecen mucho a las células del corazón, pancreáticas e incluso neuronas. Sin embargo, hasta ahora los métodos habían fracasado en generar células completamente maduras, un requisito previo crucial para aplicar los tratamientos. El trabajo que se publica en «Nature» demuestra que es posible transformar células de la piel en células hepáticas maduras y funcionales, y, además, capaces de regenerase después de ser trasplantadas en animales de laboratorio modificados para imitar la insuficiencia hepática.
Los métodos habían fracasado en generar células completamente maduras
La solución que han propuesto los investigadores consiste en reprogramar las células de la piel a un estado intermedio y no al estado de plutipotencialidad. Es decir, explica el coordinador del trabajo, Sheng Ding, «estudios anteriores han reprogramado las células de la piel para transformarlas en células madre pluripotentes inducidas, o células iPS, para, en una segunda fase, convertirlas en células hepática. Sin embargo, el proceso de transformar las células iPS en células del hígado no siempre resulta eficiente. Así que pensamos que, en lugar convertir las células de la piel en células iPS, las transformamos en una fase intermedia».
De esta forma, explica otro de los autores, Saiyong Zhu, «en lugar de reprogramar las células a un estado embrionario, nos quedamos a mitad de camino. Así, generemos células similares a las endodérmicas y, pudimos obtener un gran reservorio de células que podrían ser inducidas a convertirse en células del hígado más fácilmente».
Cóctel de genes
A continuación los investigadores descubrieron un conjunto de genes y compuestos que pueden transformar estas células en células hepáticas funcionales. Y a las pocas semanas, «las células comenzaron convertirse en células del hígado, e incluso empezaron a realizar funciones normales de las células hepáticas», señala Milad Rezvani, otro de los autores. Y, aunque no eran células completamente maduras, «estaban en camino».
El paso siguiente era ver si las células se comportaban de la misma manera en un hígado real. Por ello, los investigadores trasplantaron estas células del hígado en los hígados de los ratones. Durante nueve meses, el equipo monitorizó la función celular y su desarrollo.
A los dos meses conprobaron que se había producido un aumento en los niveles de una proteína hepática humana en los ratones, lo que indicaba que las células trasplantadas se estaban convirtiendo en células hepáticas maduras funcionales. Nueve meses más tarde el crecimiento celular había mostrado signos de desaceleración. Estos resultados indican que los investigadores han encontrado los factores necesarios para regenerar con éxito el tejido hepático.
Los resultados ofrecen una nueva esperanza para los millones de personas con insuficiencia hepática
«Quedan muchas cuestiones por resolver- reconocen los investigadores-, pero el hecho de que estas células puedan crecer durante meses despés de un trasplante es muy prometedor. En el futuro, la técnica podría servir como una alternativa para los pacientes con insuficiencia hepática, que no requieren el reemplazo completo del órgano completo, o que no tienen acceso a un trasplante debido a la disponibilidad limitada de donantes».
Los resultados ofrecen una esperanza para los millones de personas que padecen insuficiencia hepática, una enfermedad que causa la pérdida progresiva e irreversible de la función hepática. En la actualidad, la única opción es un trasplante de hígado.