Una investigación presentada por botánicos canadienses afirma que muchos suplementos alimenticios o vitamínicos de extendido uso no tienen ni siquiera rastros de las sustancias que afirman contener
El negocio de los suplementos alimenticios equivale a ganancias por más de $5 mil millones de dólares al año, pero su regulación pasa por encima de las leyes que rigen a la industria farmacéutica. Una nueva investigación publicada en The New York Times, sin embargo, reveló que las sustancias que se venden con diferentes fines raramente contienen la hierba o ingrediente que afirman tener en su publicidad.
Utilizando una prueba de ADN, un grupo de investigadores canadienses realizaron el mapeo de los ingredientes de 44 populares suplementos alimenticios disponibles hoy en día, propiedad de 12 grandes compañías; lo que encontraron –en lugar de equinacea o gingko biloba– fueron sustitutos baratos, como soya, trigo o arroz. En un tercio de las píldoras no se encontraron ni siquiera restos de las supuestas plantas que decían contener.
El estudio fue dirigido por Steven G. Newmaster, profesor de biología y director de botánica en el Instituto de Biodiversidad de Ontario, en la Universidad de Guelph. Lo más preocupante para Newmaster fue el hecho de que estas compañías no sólo engañen a sus consumidores, sino de que las sustancias con las que fabrican los suplementos alimenticios podrían ser incluso venenosas para algunas personas.
Así, en las pastillas de equinacea se encontraron restos de Parthenium hysterophorus, una planta nativa de India y Australia que está ligada a rashes, náusea y flatulencias; y en las famosas pastillas de “Hierba de San Juan” no se encontró ni siquiera rastro de esta planta: las pastillas de una botella estaban hechas de arroz, y las de otra contenían senna de Alejandría, un poderoso laxante también utilizado popularmente, pero con otros fines, por la herbolaria. El hallazgo más peligroso fue que en una botella de gingko biloba se encontraron restos de nogal negra, una especie de nuez que puede ser potencialmente mortal si es consumida por personas con alergia a las nueces.
Aunque un representante de la industria herbolaria dijo que aunque los errores de etiquetado son una preocupación para ellos, la gravedad de las acusaciones de este informe está exagerada (el informe fue publicado en la revista BMC Medicine). Esta investigación buscará que las regulaciones sanitarias aplicables a la industria farmacéutica sean también obligatorias para la industria herbolaria, que con el pretexto de curas milagrosas y dudosos beneficios a la salud (¿efecto placebo?) puede poner en peligro a los consumidores, quienes no tienen idea de lo que contienen estas populares pastillas.