Un equipo de físicos alemanes desarrolló un método que permite detectar un fotón sin necesidad de destruirlo, algo que antes representaba una tarea imposible
para los científicos.
Normalmente un fotón se detecta en el momento de su ‘muerte’, al ser absorbido por el propio dispositivo que lo registra. La idea de los científicos alemanes era simple: tratar de registrar la partícula no en el momento de su absorción, sino en el momento de la reflexión de la misma.
Durante la investigación, cuyos resultados fueron publicados en la revista ‘Science’, los físicos del Instituto Max Planck de la Óptica Cuántica en Garshinge (Alemania), utilizaron un átomo de rubidio colocado en una ‘trampa’ óptica: dos espejos de muy alta reflectividad, uno de ellos semitransparente, ubicados muy cerca el uno del otro.
Para llevar a cabo el experimento, los físicos eligieron el tamaño y la forma de esta cavidad microscópica de manera que pudieran aparecer en ella ondas electromagnéticas de una frecuencia determinada, es decir, cuya energía coincidiera con la energía del átomo en uno de sus estados. El átomo en este estado puede interactuar con los fotones que chocan contra él y reflejarlos cambiando su estado en el proceso, algo que hizo posible registrar la partícula.
Después de que el fotón se reflejara en el átomo, los físicos detectaron la partícula de forma ordinaria usando una fotocélula habitual que la destruyó. Por lo tanto, durante el experimento el mismo fotón se registró en dos ocasiones.
Según los investigadores, esta idea fue propuesta por primera vez por el francés Serge Haroche y el estadounidense David Wineland, que recibieron por ella el Premio Nobel de Física en 2012, pero ahora los científicos alemanes lograron ponerla en práctica.
Los científicos señalan que los resultados de esta investigación podrían servir para el desarrollo de la computación cuántica y aseguran que la detección no destructiva de fotones ofrece enormes posibilidades para un gran número de nuevos experimentos físicos.